Dioses, tumbas y sabios (Götter, gräver und gelehrte, román der archäologie) no es un libro de arqueología, sino que se puede leer como una novela sobre los fundadores de la arqueología y sobre sus maravillosas aventuras que resultan a veces más fantásticas que las de Indiana Jones.

Sobre el autor

 El libro fue escrito por C W Ceram, que es el seudónimo del escritor Kurt Wilhelm Marek. El ya era famoso por sus escritos populares sobre arqueologia, pero durante la segunda guerra estuvo trabajando escribiendo artículos de propaganda para el tercer reich, algo de lo que intentó distanciarse, de manera que todos sus escritos anteriores de arqueología han sido olvidados. El exito de  “Dioses, tumbas y sabios” lo llevo a escribir otros libros con ese seudónimo:  El secreto de los Hititas(1956), La marcha de la arqueologia (1958) y “El primer americano (1971).

 Por otra parte, bajo su nombre original, escribió   “Yestermorrow: Notes on Man's Progress (1961) (no se como traducirlo) y Manos sobre el pasado: Los arqueólogos pioneros dicen su propia historia (1966).

 Por otra parte fue responsable de la publicación de un libro polemico: “Una mujer en Berlín”. El libro es el diario anonimo (posteriormente se reveló que el autor fue la periodista Marta Hillers) de una mujer alemana, violada por las tropas del ejército Rojo durante la calidad de Berlín. Un episodio que se ha querido olvidar.

 

El libro

 De entrada en el prólogo ( ¿ustedes leen el prólogo?) el autor recomienda no leer el libro en orden, sino por el capítulo que más les estimule la imaginación.

 Yo si lo lei en orden, y pude dar un atisbo a los primeras excavaciones de Pompeya y Herculano, el descubrimiento de Troya, el de Cnosos, del descubrimiento de la cultura acadia , sobre el descubrimiento de  Bonampak y la tumba de Tutankhamon, todo siguiendo la huella de sus descubridores.

 El libro se lee como una novela que estimuló mi imaginación de niño y de adolescente me inspiró a leer más sobre esas culturas.

 Por supuesto, tiempo después compré mi propio libro y es de los libros que no me canso de volver a leer.

 El libro está organizado por secciones, como si cada una fuera un libro distinto: “El libro de las estatuas”, “El libro de las pirámides”, “El libro de las torres”, “El libro de las escaleras”, “los libros de arqueología que una no se pueden escribir”. Todos divididos en varios capitulos.

 La primera sección está dedicada al inicio de la arqueología como ciencia, y que nos lleva al descubrimiento de las ruinas de Pompeya. Descubrimiento que se debió a los deseos de María Amalia Cristina, la hija de Augusto III de Sajonia en el siglo XVIII. Ella  quería coleccionar más estatuas del periodo clásico. Cuando supo que en Nápoles cerca del Vesubio se habían descubierto muchas estatuas urgió a su marido a ordenar más excavaciones. Dichas excavaciones se realizaron sin ningún orden, solo con el propósito de encontrar tesoros, pero ante la riqueza de los hallazgos se dieron cuenta de que se necesitaban expertos para extraer todo sin destruir. Si bien ninguno de los expertos sabía algo sobre excavar, al menos reconocían el valor de lo que estaban excavando. De ahí nos saltamos al descubrimiento de Troya , para luego hablar sobre  Creta y Micenas

 El segundo libro es sobre Egipto e inicia con el desciframiento de los jeroglíficos, un resultado accidental de los intentos de Napoleon por conquistar Egipto. Pasa por varios descubrimientos para hablar de Petrie y la tumba de Amenemhat que nos lleva a hablar del saqueo sistemático de todas las antiguas tumbas reales, y que llevó a los sacerdotes a extraer las momias sobrevivientes y ocultarlas en lugares relativamente seguras, gracias a ellos aún se conservan algunas de ellas. Y ello nos lleva al descubrimiento de la única tumba de un faraón egipcio que se ha encontrado intacta, la tumba de Tutankamon, que gracias a que fue un rey de poca importancia su tumba fue olvidada y preservada.

  La tercera sección es sobre mesopotamia y el título se refiere a los zigurats,  como es de esperarse se comentan la relación de esos descubrimientos con relación a la biblia, pues muchos estudiosos de la época estaban interesados en demostrar o refutar esas historias.  A principios del siglo XIX no se conocía ningún resto de alguna cultura antigua en el medio oriente, por lo que muchos académicos consideraban que los relatos de la biblia eran solo un mito. Pero en 1849 Paul Emile Botta descubrió la ciudad de Nínive sacando a la cultura asiria del olvido. Debido a eso el estudio de esa zona se le llamó “asiriologia”, incluso aunque se hablara de otras culturas, como la Sumeria. De ahí pasamos al descubrimiento de la escritura cuneiforme, que aunque a nosotros nos sorprenda, originalmente se pensaba que solo eran algún tipo de ornamentación, por lo que esas tablillas muchas veces eran usadas como ladrillos por la gente de la zona. El reconocer que era una escritura, y luego descubrir toda una biblioteca real, con diccionarios y libros de gramática nos dio una maravillosa ventana al pasado.

 El cuarto libro está dedicado a mesoamérica, iniciando con la caida de Tenochtitlan y el tono de esta sección marcado por una cita de Spengler “Aquella cultura nos da el único ejemplo de muerte violenta de una civilización. Dicha cultura no degeneró paulatinamente, no fue oprimida ni obstaculizada, sino cercenada en el esplendor de su florecimiento, segada en flor como el girasol que un transeúnte decapita de un manotazo”. También trata sobre la destrucción de los restos de los códices mayas por Diego Landa, para pasar al redescubrimiento de los mayas por John Lloyd Stephens. Y es importante resaltar lo de “re-descubrimiento” puesto que a principios del siglo XIX la cultura maya había sido casi olvidada, incluyendo en México.

En la actualidad

 Ahora.. El libro es de 1949. ¿Qué tanto se mantiene?

 Dado que se centra más en los descubridores y lo que ellos sabían es que el libro se mantiene. 

 Sin embargo el tiempo ha magullado un poco a algunos de ellos. Hoy sabemos que los métodos que usó Heinrich Schliemann para excavar eran bastante destructivos y algunas de sus conclusiones demasiado aceleradas, como la identificación de la tumba de Agamenón, o que los métodos que usó Howard Carter para extraer la momia de Tutankamón le causó grandes daños. En general las biografías de los personajes están muy idealizadas, pero así era el estilo de la época, cuando las biografías querían presentar a personajes modelo, ignorando sus fallos más humanos.

 De igual manera que ahora que ya no idealizamos tanto a los descubridores tampoco encontramos aceptable que los descubrimientos arqueológicos sean tratados como pertenencias del descubridor, quienes sentían que tenían el derecho de llevarse todo ese material a sus países de origen. Hoy nos podemos indignar ante los relatos de como Schliemann extrajo los tesoros excavados ocultandolos de las autoridades griegas, y como se llevó a estados unidos las piezas extraídas del cenote sagrado.

 Pero todo eso creo que es tarea de seguimiento del lector consciente de que es un libro de hace 70 años, y  que espero lo inspire a saber más...y en ese sentido, el libro es todo un éxito