La orden de los Caballeros Mortales
Por Javier Delgado R.

Fan fiction, inspirado en "Oh mi diosa" de K?suke Fujishima.
Sobre el manga:

Para los que no conozcan este manga y anime , Oh mi diosa, es una desesperante y encantadora historia de amor, donde se junta la magia y la tecnologia. La historia tiene mas de 20 años y esta inspirada un poco en la mitología nórdica, de donde se extrajeron los nombres de las protagonistas, las nornas que controlan el destino de los hombres y dioses. Urd la diosa del pasado, Verthandi, la diosa del presente y Skuld la diosa del futuro. El único cambio es que Verthandi es impronunciable para un japones y el nombre se convirtió en Belldandy.

Fujishima introdujo importantes cambios a la mitología: Yggdrassil ya no es un árbol sagrado, sino una supercomputadora que controla los universos, y los dioses son seres de un universo de 10 dimensiones.
Este es un pequeño resumen a la historia en la que me basé:

A un joven no muy afortunado en la vida y el amor, Yggdrassil, la gran computadora que controla el universo, le concede un deseo. La diosa Belldandy es la encargada de concederselo. El no cree que sea verdad, pero la joven es tan entantadora que comenta que le gustaria que se quedara a vivir con el para siempre, y se le concede.Posteriormente las dos hermanas de la diosa se le unirán:-Skuld, genio de la mecanica y niña celosa de todo aquel que se acerque a su hermana.

- Urd. mitad diosa, mitad demonio, Sensual y romantica. Irreverente, irresponsable, rebelde, pero muy protectora de sus hermanas.Esta historia gira en torno al personaje de Urd
Introducción a este Fanfic:

Un científico ha pasado casi 10 años investigando el origen de algunas pociones magicas que ha descubierto en antiguos manuscritos, y que sabe que funcionan.

Ha descubierto que su origen esta unido a las tradiciones nordicas. y comienza a sospechar que la mitología, las leyendas y la antigua magia nórdica fueron creaciones de una misteriosa mujer llamada Urth, incluso localiza un antiguo dibujo de la hermosa mujer y se convierte en su amor idealizado.

En su búsqueda, finalmente descubrirá un antiguo manuscrito oculto por casi un milenio en un monasterio, lleno de antiguas leyendas, de magia, pero increíblemente también de tecnología.Nuestra historia comienza cuando sorpresivamente se enfrenta esa mujer de hace 1,200 años, cuya imagen lo ha cautivado durante años... y resulta que es mucho mas que una simple mujer.

La historia se complicara cuando descubre que una diosa ha sido asesinada e inicia la búsqueda de conocimiento antiguo y prohibido, con el fin de proteger a su amada.Este un relato donde la magia y la tecnología se unen y la intervención de los mortales puede decidir el destino de los mismos dioses.
Advertencias:

- Universo Alterno. Hay personajes mios y conforme avanza la historia, se va apartando del Canon.

- Soy un nerd, la historia tiene pretenciones de ser ciencia ficciòn dura y donde la tecnologia avanzada es indistiguible de la màgia.- La historia posiblemente llegue a 20 capitulos, espero que me soporten todo ese tiempo- ¡¡¡Este es mi primer Fanfic. !!!! Espero que opinen al respecto.
nota:

aproximadamente cada mes espero subir un capitulo
La orden de los caballeros mortales

Dedicado a todos aquellos a quienes la realidad les inspira a seguir sus sueños,
buscando todo lo que existe detrás de la fachada de las cosas.

"Ahora bien, mi propia conjetura es que el universo no sólo es más extraño de lo que imaginamos,
sino más extraño de lo que podemos imaginar."
J.B.S. Haldane, Possible Worlds and other papers (1927)
Capítulo I
Palimpsesto

El doctor Shugahara Kenji rebosaba de alegría, eso era obvio para todo el que se lo encontraba en los pasillos. El profesor era una figura familiar en la universidad de Chiba. Apenas había cumplido 32 años y ya era un académico respetado de la universidad. Su personalidad metódica y un tanto obsesiva, había garantizado que sus trabajos, a pesar de lo extraordinario de algunas de sus ideas, siempre fuera preciso y contundente. Sus artículos eran un modelo de precisión en un campo lleno de subjetividades, por lo que era apreciado por sus colegas, incluso al grado de poder convencerlos de participar en algunos de sus proyectos más fantásticos.

Con su traje un tanto descuidado, pero siempre limpio, una corbata que sus alumnos juraban era una pieza arqueológica, y con unos gruesos y anticuados lentes, parecía el estereotipo del profesor distraído de cualquier vieja película. Aun así, sus ojos denotaban una intensidad y una curiosidad, que aunada a su rostro siempre amable y pronto a la sonrisa, atraía a los jóvenes, incluso cuando no siempre lograban entender todo lo que decía.

Y es que los temas que lo apasionaban parecían inagotables. Había iniciado su carrera como botánico, pero a eso le había añadido conocimientos sobre: farmacología, paleo botánica, polinología, lenguas germánicas antiguas, mitología europea germánica, proto historia sajona, etnohistoria, química, paleografía y recientemente para entretenerse, algo de estereoquímica, etc.

Además ya era una pequeña celebridad. Algunos de sus artículos habían trascendido al público inspirando suficiente curiosidad para que un editor le solicitara un libro. En parte por el tema, pero también por su amor y pasión por el tema, el libro había resultado un éxito.

No estaba nada mal para un especialista en "estudios etnobotánicos de las tradiciones europeas.". El doctor acostumbraba a bromear sobre su rama de estudios, diciendo que era el mejor en área... Pero tal vez eso se debía a que era el único especialista en ese campo. Lo cual demostraba que era una persona con sentido del humor. Desgraciadamente su humor no siempre era apreciado por sus alumnos. Decir que sus chistes eran viejos, era subestimar el tema. Sus alumnos a sus espaldas presumían que el que pudiera entender sus chistes, estaba listo para recibir un doctorado en lingüística de lenguas muertas germánicas...

Pero hoy el doctor, normalmente un verdadero ejemplo de la sobriedad japonesa, tarareaba algo parecido a una melodía y parecía estar casi a punto de saltar y bailar. No solo eso. Además de abrazar a su laptop como si fuera un valioso tesoro, llevaba consigo una bolsa de papel con algo que tenía un sospechoso parecido a una gran botella de sake de buena calidad.

La razón de este extraño comportamiento, estaba en su laptop. Toda la noche había estado recibiendo un gigantesco archivo de más de 5 gigabyte, que consistía en una serie de datasets: scans multi espectrales, fluorescencia de rayos X y de luz rasante de un viejo libro de oración medieval. El archivo era cortesía de uno de sus colegas, el profesor Jann Krogh Danielsen de la universidad de Oslo.

Usualmente, un viejo libro de oración medieval no era para emocionar a nadie, claro, con excepción de unos pocos especialistas. Pero el doctor Shugahara estaba seguro de que era mucho más que eso.

Meses atrás, había tenido una de sus ideas geniales o dementes según a quien se le preguntar. Intrigado por las capacidades del software de reconocimiento de rostros, se preguntó si podría servir para buscar otro tipo de patrones. Por ejemplo, existen libros que se han perdido, y solo se conocen porque son mencionados en cartas y comentario. Pero buscar esos fragmentos entre miles de libros es una tarea de Titanes. Se preguntó si con ese software podría ser capaz de localizar fragmentos conocidos de un manuscrito, dentro de otros documentos. Así se podría recuperar más fragmentos e intentar reconstruir el libro original.

Afortunadamente, muchas bibliotecas habían comenzado a digitalizar sus ejemplares más antiguos para conservarlos y una búsqueda automatizada podría ahorrar años de trabajo.

Los problemas técnicos parecían insuperables, pero con su entusiasmo había contagiado a algunos geeks del Caltech. Pronto tuvo un prototipo y para probarlo en lugar de ir a los archivos electrónicos de las universidades, lo puso a buscar imágenes en Internet y para esto comenzó con algunos textos clave sobre su tema favorito.

Después de unos cientos de errores y falsos positivos, el software reportó algo interesante en un sitio de Internet. El software había localizado dentro de un viejo y maltratado libro de rezos de la edad media, un fragmento de uno de sus textos. Se notaba que se había tratado de borrarlo, pero aun así era legible:

Urð hétu eina,
aðra Verðandi,
skáru á skíði,
Skuld ina þriðju;

El éxito al localizar un fragmento de texto dentro de ese libro había sido un logro extraordinario y ese grupo de geeks pronto tendría muchas solicitudes de otros especialistas. Pero eso ya no le interesaba al doctor. Él tenía ante sí un misterio. ¿Qué hacia un fragmento de antigua mitología nórdica en un libro medieval de oración? La única respuesta factible resulto sorprendente. Él estaba seguro de que ese libro debía ser en realidad un palimpsesto.

Eso significaba que algunos piadosos monjes medievales seguramente se habían encontrado con viejos pergaminos en lenguaje desconocido y habían decidido darles mejor uso. Era una práctica común, el pergamino era caro, así que los habían raspado para borrar lo escrito y poderlos usar para hacer un libro de oraciones, mucho más útil, al menos para su criterio.

La posibilidad de que fuera cierto no lo dejo dormir durante días. Eso podía significar que en lugar de haber localizado unos cuantos comentarios sobre el manuscrito que buscaba, este podría ser el manuscrito original.

Recordó el palimpsesto de Arquímedes, y pensó que tal vez podría ser igual de importante. El palimpsesto de Arquímedes había contenido no menos de cuatro manuscritos antiguos. Usando técnicas avanzadas de procesamiento de imagen su contenido original se había podido recuperara casi en su totalidad.

El doctor tuvo un escalofrió al pensar en todo lo que se habría perdido por el proceso, paginas borradas, recortadas, algunas desechas y todo para convertirlas en un libro. En compensación, eso había permitido que un monasterio conservara un raro y valioso manuscrito pagano. Inmediatamente había contactado con un colega de la universidad de Oslo, pues fue en el website de esa universidad, donde había localizado el libro. Después de eso no supo nada de su colega durante una semana.

Posteriormente recibió una llamada de larga distancia desde Alemania. El profesor Danielsen había abandonado todo para salir corriendo a localizar el libro. Este aún se encontraba en un viejo monasterio en Alemania y era parte de un lote que pensaba adquirir la universidad. Después de todo, la posibilidad de encontrar el único ejemplo escrito en lengua Nord-germánica antigua era para quitar el sueño a cualquier especialista. Él habría hecho lo mismo.

Y ahora, meses después de todo el proceso, todo estaba ahí, en el disco duro de su máquina. En un esfuerzo por recuperar el texto borrado por los monjes, el maltratado libro se había escaneado con lo más avanzado de la tecnología de imagen. Ahora en agradecimiento por su aviso, el profesor Danielsen le había enviado el data set completo, junto con un crítico e—mail:

Archivo Ms. Add. 1879.23 .img, filtro infrarrojo profundo,
y añadir scan de luz rasante.
Bebe una botella de sake en mi nombre.
Recuerda tu promesa.

Profesor Jann Krogh Danielsen
Universidad de Oslo.

El doctor Shugahara sonrió, entendía bien la preocupación de su colega, en el competitivo mundo académico donde la frase "publicar o perecer" era la orden del día, tener la prioridad de semejante descubrimiento era vital. Shugahara le había prometido la exclusividad completa del descubrimiento, a cambio de poder participar en el desciframiento del texto.

Por el paciente trabajo requerido para extraer el contenido del palimpsesto, el profesor Danielsen bien se merecía su parte del descubrimiento. Para el Dr. Shugahara, lo importante era el contenido. Estaba convencido de que en ese manuscrito estaba contenido el origen de toda la mitología de un pueblo, y todo escrito por una sola persona.

El poder demostrar la existencia de este personaje era su más grande sueño. Entre tanto, bien podía esperar a que el Profesor Danielsen publicara su artículo y tener la prioridad.

Finalmente, llegó a la biblioteca de la universidad. Tenía su propio cubículo, pero se sentía más a gusto entre los libros. Ahí, justo en medio de la sección de mitología europea y con la complicidad de los encargados de la biblioteca, se había creado una especie de cubículo rodeado de estantes. Pero con todos los libros apuntando hacia afuera de manera que nadie tuviera que entrar a molestarlo. Su nuevo cubículo no solo era una demostración de su tenacidad y poder de convencimiento, sino que mostraba que no dudaba en aprovechar su status de celebridad cuando hiciera falta...

Así que a veces los estudiantes podían ver como algunos libros desaparecían hacia atrás, como movidos por un duende travieso. Lo único que el desaprobaba del lugar era un moderno display de LED TV de 72 pulgadas que había en la pared, donde se pasaban las noticias de la universidad. Sus intentos de que el departamento de diseño cambiara las modernas gráficas por imágenes de vitrales medievales, hasta ahora no habían tenido éxito. Pero él estaba seguro que sería solo cuestión de tiempo.

Ya en su cubículo, nerviosamente, colocó la botella en la mesa. Con gran expectación, encendió su pequeña, pero poderosa laptop. Afortunadamente ya estaba familiarizado con el software de visualización. Sonrió al cargar el GUI, Danielsen se había tomado la molestia de enviarle una copia en japonés, pero ya no podía esperar más. Releyó el e-mail y localizo los archivos sugeridos. Procedió a fijar los parámetros de procesamiento que le habían sugerido.

A pesar de su potencia, su máquina tuvo que esforzarse con los gráficos de alta resolución. El doctor tenía una relación de amor y odio hacia estos aparatos. A veces sentía que solo deseaban irritarlo, pero finalmente apareció una imagen, que había estado escondida detrás de los garabatos latinos de una vieja plegaria a San Agustín.

El corazón del doctor dio un brinco, y no pudo evitar una exclamación de placer que se escuchó en toda la biblioteca. Estaba tan feliz, que por poco usa esa palabra que ya es cliché... "eureka".

Ahí estaba ese rostro, que ya le era familiar desde hace años. Lo había visto en copias dentro de otros manuscritos. El texto y esta imagen, habían sido comentados y referidos dentro de otros libros, pero finalmente todos eran copias imperfectas. Aun y así, lo había atesorado en su memoria. Pero este dibujo tenía algo especial, una espontaneidad que no tenían las copias. Este podría ser realmente el manuscrito original.

Nerviosamente, recorrió la imagen y abajo, encontró un texto en letras latinas, débil, pero legible:

Segðu mér, Fáfnir,
alls þik fróðan kveða
ok vel margt vita,
hverjar ro þær nornir,
er nauðgönglar ro

Ah... ese texto... ya lo conocía por otras copias, esta versión era ligeramente distinta, así que comenzó a traducir con cuidado:

"dime Fafnir,
cuya sabiduría es afamada,
y mucho sabes tú,
¿quiénes son las Nornas,
que en la necesidad nos ayudan?

Y un poco más abajo había ¡RUNAS!, y no cualquier tipo. Estaban trazadas con tanta precisión que parecían producto de una moderna computadora. Un trazo limpio, perfecto, lleno de detalles y según sospechaba el Dr. con múltiples niveles de información.

Si, finalmente lo había localizado. Este era él era el manuscrito original de la Darraðarljoð, y estaba seguro de que ella misma lo había escrito con su puño y letra. O mejor dicho sus ruinas. Esas runas tenían que ser de ella.

Años de investigación, por fin habían dado su fruto. Esa noche para celebrar... se emborracharía como cosaco... o mejor aún, ¡Como un vikingo!...

La emoción lo rebosaba. Ni siquiera se había sentado y caminaba de un lado al otro de su "cubículo" con ganas de abrazar al primero que se encontrara.

Necesitaba calmarse. Se detuvo, se forzó a respirar lento y profundo y decidió concentrarse en su trabajo, eso siempre lo relajaba. Comenzó a revisar el plan de trabajo. Plan que tenía años desarrollando justo para este momento. Lo primero era comparar el manuscrito con las fragmentadas copias que se habían hecho de él. Eso ayudaría a reconocer como había sido recortado y mutilado el texto original, para poder reconstruir el libro.

Seguramente habría errores al compararlas con el original. Ese era un buen punto para relajarse. En su propio libro: "El poder del fresno, la ceniza y las espinas: Magia Vikinga y normanda" había resumido algunos fragmentos de manuscritos que creía eran del libro, así que finalmente lo podría verificar y añadir el material faltante...

El profesor respingó un poco al pensar en el título de su libro. Aun resentía haberse dejado convencer por el editor, pero el titulo era llamativo y en parte era una de las razones del inesperado éxito del libro. La mera mención de magia atraía a muchos jóvenes fans del new age, wicca y neopaganismo, Pero tal vez una más importante y a pesar de la modestia del doctor, era que el libro era fascinante y revelaba la pasión del doctor Shugahara por el tema. El resultado era que el libro estaba agotado.

Como resultado del libro, ahora tenía una serie de admiradores que a veces le escribían pidiéndole más pociones y recetas mágicas. Incluso, no hace poco había recibido un e-mail de una joven que usaba el Nick de Urd, preguntándole por una copia del libro.

¡Urth!... el doctor pronunció ese nombre con una sorprendente ternura. Le había irritado ligeramente, encontrar a alguien que se atreviera a usar ese nombre, pero finalmente después de un breve intercambio de e-mails, se convenció de que la joven hablaba en serio. Al menos estaba seguro que era joven. Su e-mail exudaba cierta pasión y seriedad por el tema que no dejaban de impresionarle.

Informó a la joven, para su decepción, que ya no quedaban ejemplares ni habría reimpresiones del libro, pues estaba preparando una versión corregida y aumentada de ese libro. Cuando ella comentó que vivía cerca de la ciudad de Nekumi, le informó que la universidad de Chiba, donde él se encontraba, estaba a solo unas horas de ahí, y en la biblioteca, o para ser más precisos; en el estante que estaba a un costado del doctor se encontraba un ejemplar.

Y justamente hoy, en este día tan importante para él, ella había quedado de ir. No solo por el libro, sino para conocer al autor, pues aseguraba que tenía muchas preguntas que hacerle. Por un lado, se sentía halagado, pero al doctor no le agradaba tener que interrumpir su trabajo y sobre todo ahora que se sentía en el momento más feliz de su vida.

Hay que reconocer que el que se tratara de una joven, no ayudaba mucho. El doctor solo tenía un gran amor en su vida, y la posibilidad de encontrarse con una desconocida, lo inquietaba, así que decidió hacer ese pensamiento a un lado y ponerse a trabajar.

El doctor puso manos a la obra, necesitaba revisar varios libros con los fragmentos conocidos del libro. Comenzó a sacar libros de los estantes, él no podía ver los títulos, pero no hacía falta, ya los conocía a todos, como si fueran viejos amigos.

Sacó entonces su libro, "El poder del fresno, la ceniza y las espinas", cuando escuchó un grito de protesta.

— ¿Qué pasa?, ¿quién está ahí?"

Era una indignada voz femenina, el doctor se detuvo sorprendido y luego con cuidado se asomó por entre el hueco que acababa de dejar, y lanzó una exclamación de sorpresa. En el hueco logró distinguir unos ojos femeninos que destellaban con ira. Eran los ojos más hermosos que había visto en su vida, e incluso, el enojo que mostraban parecía hacerlos más atractivos. El doctor no era muy agraciado en su trato con las mujeres, pero era un romántico, y le nació improvisar un pequeño poema:

— "Hermosos ojos de hechicera, profundos pozos donde mi alma desearía sumergirse para siempre."

Ninguna mujer o diosa puede mantener el enojo, ante un halago que se dice de manera tan espontánea y honesta...

— ¿Quién es? — preguntó la voz, aun sorprendida, pero ya sin el enojo.

El profesor seducido por esos ojos, comenzó a quitar algunos libros para poder ver mejor, mientras contestaba un tanto distraído:

—Soy el Doctor Sugahara Kenji, profesor de esta universidad y autor de este libro

Al notar que el doctor quitaba algunos libros, la joven decidió embromarlo un poco, y se escondió detrás de otros, que el doctor procedió a mover, y así comenzó un juego que la joven acompañaba de una hermosa y coqueta risa. El doctor movía algunos libros para verla mejor, y ella cambiaba de lugar. Repentinamente, tuvo una idea y del estante más bajo, sacó varios libros simultáneamente. Tuvo entonces una visión de unas hermosas piernas apenas cubiertas por un vestido entallado en su parte superior.

La joven se rió al ver la ocurrencia del profesor. — ¡Ah echhi sensei!— y finalmente decidió dar fina al juego, se inclinó por el hueco para ver al doctor cara a cara...

El doctor vio entonces un hermoso rostro de piel cobriza, con unas extrañas marcas en la cara, y al reconocerlo gritó. "Urð hétu eina, Darraðarljoð".

Se congeló un instante por la sorpresa y luego súbitamente intentó incorporarse... desgraciadamente tenía la cabeza metida entre el entrepaño y se golpeó. Cayó hacia atrás y al intentar detenerse del estante, en su caída lo arrastró, cayendo este encima de él. El estrépito pareció amplificado por el silencio del lugar.

La joven se sintió confundida y sorprendida. Estaba acostumbrada a causar impresión en los hombres, pero nadie había reaccionado así, y además estaba el impacto de esas palabras, hacía mucho tiempo que no escuchaba ese lenguaje ni ese título "Urð hétu eina, Darraðarljoð", "La hechicera, nombrada Urd".

Rápidamente busco como auxiliar al Doctor, realizó unos extraños gestos con las manos, murmuró unas palabras y sin ningún medio de soporte aparente, el estante se levantó un poco, lo suficiente para poder sacar al hombre de ahí. Con el aplomo de alguien que ya ha visto heridas, lo examinó. Estaba inconsciente, tenía sangre en el rostro y parecía sufrir una severa contusión que requería ayuda urgente. Escuchó gritos en a su alrededor, seguramente la conmoción se había escuchado por toda la silenciosa biblioteca... volteó a su alrededor... sintió que necesitaba salir de ahí y ayudar al herido, no tenía tiempo para explicaciones.

Y entonces, vio la computadora del doctor, tenía desplegaba una imagen. ¡Era un dibujo de ella! La sorpresa le hizo perder unos instantes. Volteó hacia dónde venían las voces y vio el elegante display de LED TV. Tuvo una idea, realizó otro gesto con sus manos mientras entonaba un hechizo y el contenido de la mesa comenzó a levitar, se dirigió al display en donde desapareció atravesando la pantalla como si fuera una puerta a algún misterioso lugar. Al escuchar los pasos, rápidamente invoco su magia y ella y el profesor también se elevaron por el aire, para desaparecer a su vez en el moderno display.

Cuando la gente llegó, solo vio el estante tirado...

(Fin del capítulo I — Rev. 04)

Notas:

1) No pensaba poner sección de notas... pero la parte Nerd de mí, terminó ganando.

2) Palimpsesto: Desde que supe de los manuscritos que fueron borrados y vueltos a escribir por primera vez, cautivaron mi imaginación, pero no fue sino hasta que escuché del palimpsesto de Arquímedes que entendí cuántos tesoros puedes estar aún ocultos en las viejas bibliotecas.

En el sitio de Internet dedicado al palimpsesto de Arquímedes, podrán encontrar algunas de las técnicas que el Dr. Shugahara y sus colegas pudieron usar para recuperar el palimpsesto de Urd: ".www_archimedespalimpsest_org/

3: El libro, El poder del fresno, la ceniza y las espinas, magia vikinga, no es del Dr. Shugahara... pero me gusto el título y me lo robe.

4: Software de reconocimiento de rostros. Originalmente pensé poner OCR, que es el software que puede leer los textos de las imágenes, y que ya es muy común, pero por otra parte el software de reconocimiento de rostros, no busca significados, sino patrones, así que sería más emocionante, pero no sé si funcionaría realmente con la calidad de las imágenes que se encuentran en Internet... en ese caso me tomaré cierta licencia dramática.

Finalmente... una disculpa a la Universidad de Chiba por destrozar su biblioteca y (tal vez a futuro) algunas otras partes de sus instalaciones...

Capitulo 2: La hechichera

La orden de los Caballeros Mortales
Por Javier Delgado R.

Fan fiction, inspirado en "Oh mi diosa" de K?suke Fujishima.

Capítulo II

La hechicera

Keiichi había terminado de desayunar, y esperaba a que Belldandy se sentara junto a él. El delicioso aroma del té que se estaba preparando, complementaba de manera perfecta el momento. Belldandy tarareaba una tonada, mientras limpiaba y recogía la cocina, tendrían unos minutos libres antes de partir junto con Keiichi a su trabajo como mecánico, diseñador, dependiente y mensajero en Whirlwind.

Keiichi disfrutaba verla moverse, era como si fuera una coreografía perfectamente ensayada. Ella colocaba, recogía, limpiaba todo en un movimiento tan perfecto y al mismo tiempo tan elegante, que parecía un ballet e incluso, terminaba en la cuarta parte del tiempo que él hubiera tardado.

Finalmente ella se sentó junto a él, en un movimiento delicado y elegante. Aun disponían de unos minutos para disfrutar un té. El balance perfecto del sabor del desayuno, la mezcla especial de este té, que era una de las especialidades de Belldandy habían aguzado sus sentidos. Creía sentir el calor de su cuerpo y el dulce aroma de su presencia. Todo parecía indicar que sería un día perfecto. Miró en silencio a Belldandy.

Al principio esos silencios le habían parecido embarazosos, pues se sentía como un tonto sin nada que decir, pero ahora sabía que a veces las palabras sobraban, solo sonrió a Belldandy y ella correspondió con el gesto y recargó su cabeza en el hombro de Keiichi y él se estremeció un poco. Sí, sería un día perfecto...

Repentinamente recordó algo. Se rasco la cabeza, no estaba seguro por dónde empezar, pero finalmente dijo:

—Belldandy, noté que Urd no está en su cuarto... ¿no la llamaron al cielo o algo por el estilo?...

Keiichi ya sabía por muchas experiencias previas, que cuando Urd desaparecía o salía muy temprano, usualmente era señal de algún problema. Para decepción de Keiichi, Belldandy enderezó la cabeza y le sonrió gentilmente, pues sabía hacia donde iban sus pensamientos.

—No, Keiichi-san, esta vez es algo menos dramático, Urd hoy se levantó temprano, pues quería ir a la universidad de Chiba, hay un libro que necesita y se encuentra en su biblioteca.

— ¿Urd?, ¿Un libro de la universidad?...

Keiichi se sorprendió, normalmente lo único que parecía leer Urd eran mangas sh?jo... si bien últimamente había comenzado a utilizar la computadora de Keiichi para visitar algunos sitios de Internet.

Un par de meses atrás, Keiichi había disfrutado unos breves momentos de diversión, en lo que le explicaba el funcionamiento de "ese primitivo mecanismo" a la SysOp de lo que posiblemente era el sistema de cómputo más poderoso del universo. Pero una vez pasada la frustración inicial, Urd había logrado dominar el equipo y posiblemente ahora le llevaba años de delantera en su uso. Su computadora estaba ahora irreconocible, con las "optimizaciones" de Urd...

Con todo, la mirada de extrañeza de Keiichi impulso a Belldandy a proveer más detalles.

—Habrás notado que las pociones de Urd no siempre funcionan...

Keiichi hizo una mueca mientras lanzaba una exclamación indignada. Más de una vez había sufrido por los efectos de sus pociones y las consideraba algo peligroso e inestable, aunque reconocía que a veces podían servir de algo.

—Sé lo que piensas, que todas las fallas se deben a su carácter impulsivo y que no mide consecuencias, pero esa no es la única razón. — Keiichi sonrió apenado, eso era exactamente lo que pensaba. — Desde pequeña siempre me impresionó con sus pociones y estas siempre habían funcionado a la perfección. No fue sino hasta que vino a la tierra a vivir con nosotros que comenzaron a fallar y volverse inestables. Ella posee un gran talento para eso y está muy orgullosa de ello por lo que ese problema le ocasiona una gran frustración.

—Pero... ¿Qué no existen libros, o lo que sea que usen en el cielo, mucho más avanzados que podamos tener aquí en la tierra?

Belldandy se puso un poco seria, al parecer Keiichi había tocado un punto sensible.

—No Keiichi-san. En el cielo encontrarás muy poca información sobre pociones. En el cielo los dioses nos enorgullecemos de utilizar la magia de manera directa, para la mayoría de nosotros, los medios indirectos como el uso de pociones, es visto de manera semejante a como en la tierra se ven los remedios caseros. Recuerda como Peorth-san se atrevió a alterar una poción de Urd pensando que era algo muy fácil de hacer y lo que resultó de todo ello. — Keiichi se ruborizo por el recuerdo, con esa poción todas las mujeres, ¡incluyendo a su propia hermana!, se habían sentido atraídas por el — Casi todos los dioses creen que saben sobre el tema. Yo misma llegué a lastimar a mi hermana al expresar opiniones similares, pero he visto el poder que pueden llegar a tener y he aprendido a tenerle respeto.

Keiichi meditó un poco en lo que digería esa información, había un aspecto de Urd que no conocía. Por la gran pasión que Urd mostraba por las pociones, había esperado que estas fueran algo muy importantes y al contrario, era considerado algo trivial y casero en el cielo. Pensándolo bien, eso estaba en muy acorde con su falta de respeto por la autoridad. Repentinamente recordó a Skuld...

—Pero, si los dioses consideran los métodos indirectos como poco dignos... ¿entonces las invenciones de Skuld?

Esta vez, Belldandy cerró un instante los ojos, como meditando, y luego se acercó a Keiichi y comentó en voz un poco más baja, pues sabía que Skuld estaba cerca, y dando a entender que era un secreto.

—También pasa lo mismo con sus mecanismos, a pesar de que Skuld habla mucho de querer regresar, creo que es feliz aquí porque sus inventos causan admiración en lugar de desdén. — Miro a Keiichi a los ojos y casi le susurro — Ahora que está comenzando a desarrollar su magia, todo mundo esperaría que dejara sus invenciones atrás, pues se consideran infantiles. Pero, por favor, no se lo comentes, ella es muy orgullosa, tanto o más que Urd. Esa es la razón por la que se pone furiosa cuando la gente la trata como niña.

Keiichi se quedó callado un momento, como ingeniero le maravillaban las creaciones de Skuld, pero también le exasperaban. Ella era capaz de construir aparatos de gran complejidad, solo para terminar cometiendo errores básicos de ingeniera. Recordó como su hermana Megumi había terminado en un duelo de robots con ella, solo porque le hizo notar algunas fallas elementales de diseño cuando Skuld reconstruyó su motocicleta.

Keiichi, como ingeniero que amaba la simplicidad y la elegancia de diseño, exigía la atención a los mínimos detalles, siempre previniendo los imprevistos. Si tan solo pudiera enseñarle eso a esa testaruda jovencita. Pero ella no tenía ningún respeto por él y ni por su "tecnología primitiva". Belldandy lo miraba con ojos sonrientes, no necesitaba leerle la mente y ya rara vez lo hacía, simplemente ya lo conocía bien. En una actitud conspiratoria le dijo en voz muy baja:

—Solo dale tiempo, ella ya te tiene más respeto del que se atreve a expresar...

Keiichi abrió la boca por la sorpresa. Saber que Skuld lo respetaba era toda una noticia. Belldandy se enderezó y comentó en voz normal.

—En cuanto a Urd, puedes tranquilizarte. Al parecer hay un hombre, un maestro respetado, que ha recopilado muchas antiguas pociones, y por lo que se coment