Se le llama “la guerra de las corrientes” al enfrentamiento que hubo entre los proponentes de los dos principales sistemas de generación y distribución de electricidad en el siglo XIX: corriente directa (CD) contra corriente alterna (CA). La disputa no fue solo técnica; incluyó patentes, negocios, propaganda y, por momentos, un circo mediático
La iluminación
Los primeros sistemas de iluminación eléctrica a gran escala fueron de luz de arco, que se obtiene al hacer circular una corriente intensa entre dos electrodos de carbón. Es una luz potentísima, útil para calles y plazas, pero poco apta para el interior de los hogares. Este tipo de iluminación pudo funcionar tanto con CA como con CD, pero la corriente alterna ofrecía una ventaja clave: permitir elevar el voltaje con transformadores para transmitir energía a distancias mayores con menos pérdidas, y luego reducirlo donde se usaba. Esa capacidad de “subir y bajar” el voltaje fue el gran punto a favor de la CA.
Los primeros sistemas de iluminación eran de luz de arco, esta se obtiene al hacer circular una corriente intensa entre dos electrodos de carbón. Es una luz potente, apta para iluminar grandes extensiones, pero inapropiada para los hogares. Este tipo de iluminación puede funcionar mejor con corriente alterna o directa, pero la corriente alterna permite enviar la electricidad a mayores distancias, al permitir voltajes más altos.
En ese contexto entró Thomas A. Edison con el desarrollo comercial de la bombilla incandescente para uso doméstico y de un sistema integral de generación y distribución en corriente directa. Nota técnica rápida: la incandescencia se conocía desde inicios del siglo XIX; Humphry Davy ya había demostrado en 1802 un filamento incandescente (y en 1809 la lámpara de arco). La contribución de Edison fue convertir esos conceptos en un sistema comercial durable y reproducible (lámparas de larga vida, zócalos, medidores, redes urbanas, etc.).
Edison orientó su sistema a los hogares y defendió la CD como la opción “más segura” para interiores. Así, a comienzos de la década de 1880, dominó el incipiente mercado urbano de electricidad en Estados Unidos con una red de estaciones centrales de CD. Hay que reconocerlo, su diseño de la bombilla electrica no implicó solamente el bulbo, sino accesorios para poder reemplazar, encender, conectar y en general, el poder usar de manera segura.
Mientras tanto, en Europa se perfeccionaban generadores, alternadores y transformadores para CA (Gaulard y Gibbs; William Stanley; Siemens, entre otros). Esa tecnología, capaz de transformar voltajes, haría más eficiente y barata la distribución a gran escala.
La llegada de la corriente alterna a EU
El inventor y empresario George Westinghouse vio la oportunidad: importó equipo de CA, compró licencias y en 1888 obtuvo las patentes de los motores de CA de Nikola Tesla, dándole un gran impulso al sistema polifásico.
Vale la pena aclara que no fue el primero. el italiano Galileo Ferraris había descrito el campo magnético giratorio en 1885/1888 —publicó su trabajo, pero decidió no patentarlo porque opinaba que no era muy eficiente. Westinhouse le pago por su licencia, aunque Ferraris lo consideba innecesario. Entonces Westinhouse escucho sobre Tesla, quien si patento su motor, un diseño casi identifico al de Ferraris. Westinghouse licenció esas patentes para desarrollar motores y componentes comerciales Le pagó a Tesla una fortuna. Sin embargo, tal como lo habia dicho Ferraris. Westinghouse gastó una gran cantidad de dinero en mejorar el motor, hasta que su junta directiva comenzó a protestar. El diseño nunca resolvio los problemas de eficiencia debido a que era un sistema bifasico. Tesla propuso un sistema trifasico, de 6 conductores, pero nunca se llevo a cabo. Evantualmente el diseño de Tesla fue reemplazado por el motor de corriente trifásica.
Mientras tanto, las ventajas de la distribución en CA hicieron que Westinghouse creciera con rapidez. Dato afinado: a finales de 1887, Westinghouse tenía 68 estaciones de CA; Edison, 121 de CD; y Thomson‑Houston Electric Company (que fabricaba CA y CD), 22 estaciones.
En iluminación para interiores, Westinghouse obtuvo el uso de patentes alternativas de lámparas (por ejemplo, Sawyer‑Man) para eludir las de Edison; todo esto derivó en una guerra de patentes entre compañías. Paralelamente, Thomson‑Houston se enfocó en mejorar la seguridad de los sistemas de CA (fusibles y dispositivos de protección), procurando demorar la adopción masiva en hogares hasta que fuese lo bastante segura.
Cables, accidentes y opinión pública
En muchas ciudades europeas (y en Chicago) se exigía que los cables de alto voltaje fuesen subterráneos; en Nueva York las exigencias tardaron en llegar y el tendido aéreo se volvió un enjambre peligroso de líneas de CA, CD y telefonía, algunas lineas de alto voltaje llegaban a los 6,000 volts. Hubo accidentes llamativos con líneas de arco de alto voltaje, y la prensa bautizó el fenómeno como la “mortal corriente de arco”. Esos incidentes avivaron el temor público a la electricidad, en particular a la CA.
Electrocución, eutanasia animal y la silla eléctrica
Comenzó a hablarse de un nuevo peligro: la electrocución. En Buffalo, el médico George E. Fell, junto con el dentista Alfred P. Southwick y la ASPCA, realizó cientos de experimentos con perros para evaluar el uso de la electricidad como método de eutanasia animal. De ahí surgió la idea (y luego la legislación en Nueva York) de usar electricidad para ejecuciones en lugar de la horca.
La cruzada de Harold P. Brown
Apareció en escena el ingeniero eléctrico Harold P. Brown, que emprendió una cruzada contra la CA. Publicó cartas, panfletos y demostraciones públicas intentando probar que la CA era más letal que la CD. Aunque inicialmente dijo no estar ligado a Edison, utilizó el laboratorio de West Orange (de Edison) para sus pruebas, con Edison presente en algunas. Allí realizó exhibiciones con perros, terneros e incluso un caballo para la Sociedad Medico‑Legal de Nueva York. En esas demostraciones se vieron umbral de muerte más bajo con CA (p. ej., animales sobrevivían a ~1000 V de CD pero morían con ~300–330 V de CA, dependiendo del montaje), lo que Brown usó para pedir limitar la CA a 300 V en redes urbanas.
Edison, por su parte, se declaraba contrario a la pena de muerte, pero sugirió (en cartas de 1887–1888) que, si el estado insistía, usara corriente alterna —fabricada por su competidor Westinghouse— por ser “más peligrosa”, metiendo de lleno la guerra comercial en el debate penal.
El punto álgido: Kemmler y el término “Westinghoused”
El caso William Kemmler marcó el clímax mediático. Condenado a muerte en Nueva York, fue ejecutado en la silla eléctrica el 6 de agosto de 1890. La ejecución salió mal: tras un primer pase de ~1000 V de CA, seguía con signos vitales; hubo que repetir con ~2000 V, con escenas y olores espantosos. La prensa tituló “Peor que la horca” y George Westinghouse comentó: “Hubieran hecho mejor usando un hacha”. En esos meses circuló incluso el intento de bautizar la ejecución eléctrica como “Westinghoused” con el fin de asociarla con la corriente alterna..
Apunte de rigor: Westinghouse no quiso asociar su equipo con ejecuciones; se recurrió a generadores de CA de segunda mano para abastecer la silla, en medio de movimientos tras bambalinas donde participaron rivales como Thomson‑Houston.
Mito aclarado: el elefante Topsy no fue “obra de Edison”
Hay un mito muy repetido y que es importante aclarar: que Edison pagó y organizó la electrocución del elefante Topsy como parte de la guerra de las corrientes.
Falso en lo esencial. La ejecución ocurrió en 1903 (años después de que la guerra empresarial hubiese decantado), en Luna Park (Coney Island), por decisión de los propietarios del parque tras incidentes con el animal. La filmó un equipo de la Edison Manufacturing Company, pero Edison no la organizó ni fue un “experimento” suyo contra la CA. El método incluyó cianuro, estrangulamiento y electrocución con CA ~6600 V, y no fue un acto de propaganda técnica, sino un triste espectáculo mediatico de la época que trato de capitalizar la curiosidad por la muerte de un animal de gran tamaño.
El final de la guerra de las corrientes en EEUU.
Hacia 1891–1896 se volvió evidente que, para transmisión a larga distancia y costos, la CA resultaba superior (sin que eso implicara que fuera intrínsecamente “más segura”: la seguridad dependía de diseño, protecciones y operación). En 1892, Edison General Electric se fusionó con Thomson‑Houston y nació General Electric (GE), ya sin el control directo de Edison, que quedó apartado de la toma de decisiones. La nueva compañía y sus subsidiarias adoptaron y promovieron la CA. En 1896, GE y Westinghouse firmaron un acuerdo de licencias cruzadas que enfrió de golpe la guerra de patentes.
En paralelo, se despejó otra duda clave: ¿bifásico o trifásico? El sistema bifásico (dos fases) de Ferraris/Tesla funcionó y fue instalado (por ejemplo, en Niágara, 1895–1896), pero la realidad es que no era muy eficiente. El estándar mundial terminó siendo el trifásico, por eficiencia y economía.
El ingeniero Mijaíl (Michael) Dolivo‑Dobrovolsky, trabajando en AEG, perfeccionó (1889–1891) el motor asíncrono trifásico de jaula de ardilla y la transmisión trifásica; la demostración Lauffen‑Fráncfort (1891) —unos 175 km— probó su viabilidad a gran escala y consolidó la CA trifásica como la espina dorsal de la electrificación moderna, eventualmente Westinhouse desecho el sistema de Ferraris/Tesla a favor del sistema de Dolivo‑Dobrovolsky. Sin embargo la exposicicón mediatica que Westinghouse hizo de Tesla, como su portavos, lo llevo a atribuir todos los avances a Tesla, de manera que el nombre de Dolivo‑Dobrovolsky se fue olvidado. Incluso hoy mucha gente cree que Tesla inventó la corriente alterna.
Detalle de transición en EE. UU.: GE comenzó a trabajar en motores trifásicos a inicios de la década de 1890, mientras Westinghouse —con el parque instalado y contratos como la Exposición de Chicago 1893— continuó impulsando bifásico un tiempo. La estandarización hacia trifásico fue paulatina, pero total a nivel industrial.
Un hito simbólico del triunfo práctico de la CA fue Niágara–Búfalo: el 16 de noviembre de 1896, la ciudad de Búfalo se iluminó con energía de las cataratas del Niágara, transmitida a ~32 km. La foto de la delegación recibiendo “la corriente de Niágara” se volvió un emblema.
En 1897, Edison vendió sus últimas acciones de su antigua empresa para financiar otros proyectos. Años más tarde, según se recuerda, admitió indirectamente su error de apreciación con un comentario dirigido al hijo de William Stanley, Jr. (“Dile a tu padre que yo estaba equivocado”). Más allá de la anécdota, lo cierto es que el sistema eléctrico moderno —generación, transmisión y motores— se asentó en la CA (trifásica).
Lecturas recomendadas (temas)
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Lámparas de arco — historia y riesgos en redes urbanas tempranas. Wikipedia
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Humphry Davy — incandescencia temprana y la lámpara de arco. edisontechcenter.org
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William Kemmler — primer ejecutado en la silla eléctrica (1890). Wikipedia+1
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Topsy (1903) — qué pasó realmente y por qué no fue una “demostración de Edison”. edison.rutgers.eduWikipedia
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Mikhail (Michael) Dolivo‑Dobrovolsky — motor asíncrono trifásico y transmisión Lauffen‑Fráncfort (1891). Wikipedia+1
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Fusión Edison GE + Thomson‑Houston (1892) y acuerdo GE–Westinghouse (1896). Wikipedia
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Niágara → Búfalo (1896) — la CA alimenta una ciudad. Gobierno de la Ciudad de Nueva York